domingo, 1 de agosto de 2010

Camino al Cerro Tronador

Las cuatro personas que íbamos en auto disfrutábamos de unos mates, música, conversación animada y la certeza de que íbamos a descubrir un sitio único: el Cerro Tronador, lugar que debe su nombre al ruido que producen los desprendimientos de columnas de hielo en los glaciares, muy similar a los truenos.


Antes de llegar a la base del Cerro Tronador hay que hacer algunas paradas obligadas, una de ellas es la panorámica del Lago Mascardi donde puede apreciarse la famosa Isla Corazón. Todo seguía muy bien hasta que una vez instalados de nuevo en el auto este no quiso encender así que agua a la batería y a empujar señores; con nuestra fuerza y la ayuda de unos amables turistas logramos seguir nuestro trayecto.

Una vez superado este pequeño impase llegamos al glacial Ventisquero Negro, llamado así porque el hielo es negro, según me repetían mis compañeros ante mi asombro. En realidad el color oscuro del glacial se debe a los sedimentos propios de la zona.

El trayecto termina con la vista de la imponente cascada del Cerro Tronador, de aquí en adelante no dejan avanzar más (léase prohibido pasar) debido al peligro de avalanchas. Mi amigo Martín y yo decidimos subir un poco más a pesar del enojo de nuestras dos compañeras y contemplar de cerca la imponente cascada del Tronador, un privilegio para los amantes de la naturaleza.